duchado pero no afeitado
Es como estoy ahora mismo detrás del ordenador. Ya se han terminado las dos semanas mortíferas y se avecinan otras también intensas pero que se afrontan con la cabeza más alta. Mientras te cae el agua fría de la ducha y te acicalas delante del espejo, sientes algo de satisfacción, mucho de ganas y tan sólo una pizquita de motivos por los que pedir perdón a tu cuerpo por haberlo desgastado más de lo necesario.
Voy a ver que se cuece por la calle, porque está lloviendo y cae la noche; no creo que pueda estar más atractiva.
0 comentarios